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Translation via Jennifer Rodriguez
Desde que vivo en Los Ángeles, he tenido varios trabajos. Barista. Asistente Editorial. Profesional Independiente. Maestra de Escritura Creativa. Niñera. Asistente de Maestra. Coordinadora de Eventos. Manejadora de Redacción.
Recuerdo las historias que se esconden detrás de cada título. Las despertadas a las 3:30 a.m. para la cafetería. Visitando diferentes lugares como planificadora de eventos. Los juegos con un clase de tercer grado. De un vistazo superficial, mi currículum puede parecer sin un propósito. En muchas ocasiones, la trayectoria se sentía de esa manera, incluso cuando la estaba viviendo.
Vine a Los Ángeles con mi Jeep lleno hasta el tope para perseguir mi sueño de ser editora de revistas para mujeres. El camino ciertamente no ha sido lineal. Muchas veces, cuando estaba barriendo el piso de una cafetería, cambiando pañales o removiendo decoraciones, nada tenía sentido. Cuando se acumulaban las cartas de rechazo en mi correo electrónico, a menudo me sentía perdida y como un fracasado.
Muchas veces… nada tenía sentido.
Hoy, miro hacia atrás y sonrío sabiendo que cada trabajo “inesperado” en realidad no fue sin un propósito. Trabajar con niños me enseñó creatividad y sentido del humor. Trabajar como barista me enseñó cómo tratar a las personas y empatía. Mi tiempo como planificadora de eventos me enseñó organización y liderazgo. No cambiaría mi trayectoria profesional por nada.
A veces, cuando estamos en nuestra trayectoria y no parece como lo planeamos, puede ser fácil llamarla “mala.” Atrevámonos a llamar incluso a lo desconocido bueno. Cada experiencia se utiliza para la construcción de nuestro carácter.
Cada experiencia se utiliza para la construcción de nuestro carácter.
Incluso si nuestros caminos no son lineales o aparentemente perfectos, hay un propósito en cada paso del camino. Nada se desperdicia.
Con amor,
Stephanie Taylor, Editora Gerente En Linea de Darling
